Ok.
Hoy tengo un nuevo dilema existencial. Verán, el viernes (hace dos días), recibí la anhelada respuesta sobre mi permiso de trabajo para Canadá: ACEPTADO. Ya puedo irme a vivir y a trabajar ahora mismo. Y... el dilema es ese, ¿por qué no me he ido ya? No sé, ¿cuándo me voy a ir? No sé, no sé... no sé.
Yo ya había previsto un plan: contemplando que tal vez recibiría el permiso de trabajo de Canadá en los últimos meses de 2023, renunciaría a mi trabajo aquí en México en diciembre, tal vez antes, pero nunca después de diciembre, y con ello tomarme unas semanas para arreglar ciertos asuntos y partir definitivamente en enero. Con la demora del permiso me daría tiempo de terminar los proyectos en mi trabajo y quedar bien en mi trabajo, porque hay que ser profesional y quedar bien en la chamba. Uno nunca sabe cuándo se necesitará la recomendación personal de un ex jefe.
Pero esta respuesta tan rápida del permiso, me sacó un poco de onda. Quisiera irme, pero me da miedo. No es que ame mi trabajo, pero me da angustia renunciar. Ya quiero largarme de aquí, pero me preocupa dejar a mi familia y a mis sobrinos :(
Y luego mi novio que no se aguanta las ganas de tenerme en sus brazos, no deja de decirme que ya me vaya para allá. Obvio está pensando más en él que en mí, pero yo también ya quiero irme para allá con él.
Creo que lo que me cuesta más trabajo en este momento es renunciar a mi trabajo. Honestamente no es un trabajo en el que pensara hacer carrera, ni pensaba quedarme muchos años y últimamente ha habido muchos cambios de personal e incluso cambios en mis labores y... para resumir, ha sido un caos. Pero sí me da un poco de pena con mi jefe, porque siento que se ha apoyado mucho en mí para ciertas funciones y no me cae mal. Es una buena persona. Pero me da cosita decirle que ya me voy a ir.
Fuuuuuuuu.
¿Qué hago?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario